PANPAN
La casa estaba sola en medio del campo inmenso. Una casa humilde, que casi se podría llamar tapera.
Allá, a lo lejos, a unos dos kilómetros se divisaban las últimas casas del pueblo. A unos quinientos metros de la casa, hacia el oeste, pasaba un arroyuelo, que después de muchas vueltas iba a desembocar en una laguna mas al sur.
Dentro del rancho estaba Doña Eduviges, el ama de casa, que mientras empezaba a hacer el almuerzo, mientras acarreaba mate a don Zoilo, su marido.... Continuar leyendo