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13 de Junio, 2010 · General

lacasa


LA CASA

Abrió Ya hacia trece años que la abría.  Ya la sensación que estaba abriendo una trampa, casi lo había abandonado. Miro una vez mas, como para cerciorarse que era el mismo, el amplio comedor vestido con muebles antiguos y algo de tierra, los tres dormitorios  decorados austeros, donde allá en el tiempo durmieran sus padres y sus hermanos, la cocina, la pequeña sala de estar, y su escritorio de trabajo.

Todo con buen gusto, todo con buenos materiales, recuerdos de otros tiempos.

El departamento estaba medianamente bien ubicado, porque estaba radicado en una zona bien cotizada, por lo cual su valor venal no era reducido.

Mas de una vez pensó en poner en venta el inmueble, pero había en el ambiente, un espíritu de cosa querida, y así se frustraron  conversaciones de traspaso a medio cerrar,  porque para él no era posible terminar con ese pasado.
 
Tenía 63 años y como era profesional jubilado, a excepción de la mayoría, tenía un buen pasar (sobretodo porque era solo). Además unos fondos guardados por si la cosa iba mal, lo ayudaban. Solía algunas veces dar alguna vuelta por algún punto de la República, en un viejo automóvil, que estaba funcionando de maravillas, y que no vendía a ningún postor, (que eran muchos)  por las mismas razones que no vendía el depto.

De vez en cuando le venia como un deseo de cambiar ese estado de cosas, pero pronto desistía. En uno de sus viajes cerca, paso por una localidad que era el centro de justicia del partido. O sea, tenía una parte mínima como ciudad moderna,  y el resto mas se parecía a un pueblo de los tantos que pululan en la Provincia.

Le gusto la ciudad, y cada dos o tres meses daba una vuelta por él, y cada vez le gustaba mas. Ya se había hecho habitué de un restaurante común en el que se comía muy bien, mientras se escuchaban los comentarios de los otros comensales. El dueño ya le brindaba un trato especial.

Las noches daban sensación de cobijar al paseante, antes que ser un cómplice de la maldad.

En unos de esos viajes, ya estando a unos diez kilómetros de la ciudad, vio en el camino a dos mujeres. Bien vestidas, caminaban a la vera del camino,  charlando animadamente al sol. Medio con precaución, les invito a llevarlas, hasta la ciudad.

Pronto estuvieron en el pueblo. Isidoro (tal su nombre)  las observaba cuidando el manejo. Eran ambas como de la misma edad, unos años menos que él, y cosa que llamaba la atención, se parecían, parecido que se agrandaba con una vestimenta similar.

Curioso, pregunto si eran mellizas.  Respondieron que no sonriendo.

-Ya llegamos, dijeron casi a coro.  Aquella a la derecha es nuestra casa. Ah,  mi nombre es Margarita y me dicen Rita.

-Y mi nombre es Patricia, y me dicen Pato.

A todo esto, Isidoro había llevado el coche y su agradable carga a la puerta de la casa.

-Ya que debe haber andado bastante, y hay este calor que lo debe tener cansado y sediento -dijo Rita- porque no entra y tomamos algo fresco?

Isidoro no se tuvo que hacer rogar mucho, y al rato estaba junto con ellas tomando una cerveza.

Hablaron de bueyes perdidos, y Pato le pidió que volviese.

-Ando a menudo, pero no se si seguiré viniendo con asiduidad, Los males de la edad se están haciendo ver, y ya no es lo mismo manejar 100 km. Pero les prometo que si vengo al pueblo, lo primero que hago es buscarlas.

Pato respondió- Sería lindo si lo hiciera.  No son muchos los visitantes. Y en cuanto a sus nanas, no se aflija. Quizás la solución este mas cerca que lo que cree.

Se saludaron efusivamente, prometiendo Isidoro que haría lo posible para acortar el lapso faltante.

Isidoro puso en marcha el coche, las vio achicarse por el espejo, y tuvo la sensación que algo había pasado. Y que ese algo lo afectaría en grado sumo.

Isidoro volvió tres veces a la ciudad. Pero, no sabía porque, tomaba atajos para no pasar por la casa. Iba a la confitería,  a la plaza, a la zona de Tribunales para curiosear, terminando su periplo  en el restaurante, casi en la salida, donde cenaba con gusto.

Así paso dos meses yendo a la ciudad y esquivando la casa. Pero un día ya no lo pudo hacer.

Era media mañana. Primavera y el tiempo estaba con una temperatura agradable. Detuvo el coche en el cordón, bajo de él,  y se dirigió directo a la casa.

Vista desde el exterior la casa  era amplia. Un frente de unos 25 metros, la mitad del cual era un proyecto de garaje, del cual lo único definitivo era un portón de listones anchos de madera, bien pintados.

De la otra parte del terreno. estaba la construcción,  tipo chorizo, precedido por un jardín de por lo menos 12 metros de fondo, en donde florecían indiscriminadamente,  rosas, azaleas, yuyos, y otras plantas de jardín que a la naturaleza le diera en gana cultivar.

En el medio del terreno había un pasillo abaldosado, de unos tres y medio metros, con galería de parra,  y, por fin, la construcción, dos piezas principales de unos 8 metros por diez, y cinco de alto. Atrás de ello había una cocina de forma irregular, con utensilios de hierro, y atrás se divisaba una pieza chica cuyo destino posiblemente haya sido de una pieza de huéspedes eventual, ya que con las dimensiones de los ambientes principales, no era de esperar se usara mucho para tal fin.

En el recibimiento no hubo, ni tendría porque haberlo, hubo nada de raro, pero le pareció que lo estaban esperando. Apenas Isidoro toco el timbre, la puerta se abrió y margarita y patricia salieron a recibirlo efusivamente. Eso no tendría nada de raro. Lo que había de raro era una mesa de picada con cerveza esperándolo.

Isidoro entro y se puso  a observarlas, mas bien diríamos, a describirselas: Margarita, la mas alta, tendría 1,65  o algo mas, unos ojos renegridos y enormes, boca carnosa sin exageraciones, el rostro ovalado, y parte de la cabellera negra le tapaba la frente.  Usaba el cabello tirando a corto; Patricia tendría unos 1.60, ojos castaños, también enormes, boca normal que cuando reía dejaba ver una perfecta hilera de dientes: el rostro tirando a anguloso, y el cabello peinado partido al medio, le llegaba mas abajo que la mitad de la espalda.  Ambas eran delgadas.

Se acomodaron alrededor de una mesa redonda, en el segundo ambiente, habida cuenta que era la habitación conectada con la cocina,. La mesa estaba  vestida para la ocasión con un mantel con rosas, y lentamente apuraron el aperitivo, mientras hablaban de bueyes perdidos. Isidoro dirigía su mirada ora a Patricia, ora a Margarita,  y para sus adentros se confesaba que no sabría a quien elegir de tener que hacerlo.

Margarita levantó lo servido, y casi sin solución de continuidad, sirvió el almuerzo. Habían preparado un pollo al horno, que lucia muy bien a la vista,  y que lucia mejor al deglutirlo.

Todo regado con buen vino, que tomaban con moderación. Vino el postre, el café y luego se sentaron en un sofá hablando cada cual de sus cosas, sus problemas.

En medio de la conversación, Isidoro fue al baño. Y allí se encontró con una sorpresa. Lejos del estilo rural del resto de la casa, (impecable por otro lado) el baño estaba construido con las últimas técnicas para ese cuarto. Paredes y pisos de cerámica, espejo de tres cuerpos, sanitarios de primera calidad y de colores, apliques de bronce donde fuera necesario. Y sobre todo, una bañera-yacuzzi recubierta asimismo de cerámica, de un tamaño dos por dos  por lo menos, con todos sus aditamentos.

Salió pensando en la incongruencia de ese baño con el resto de la casa, pero lo atribuyo a algún capricho.

Ya llegaba a hora de irse, y así se lo hizo saber Isidoro a Margarita y Patricia.

-A ver si así llego con un poco menos de trafico, porque me esta cansando mucho las piernas y la columna manejar.

-Isidoro, si Vd. nos tiene confianza, quizás podamos hacer que mejore algo.  

-En serio ?

-En serio. Pero tendrá que venir el sábado por lo menos dos horas mas temprano, porque el tratamiento tarda seis fines de semana, y con una duración aproximada de 5 horas cada vez. Se anima?

Que le importaba a Isidoro el tratamiento.? La cuestión era volver a verlas otra vez.

-Acepto. Ne pongo en sus agradables manos. A que hora tendría que venir?

-Y, a las siete. así después almorzamos tranquilos.

Uauu, pensó para si Isidoro. Puso en marcha el auto,  y partió no sin antes saludar efusivamente a las dos mujeres.

El sábado siguiente, a la siete en punto, estaba allí. Tras los saludos de rigor, y un cafecito, Patricia le dice "- Hay que ir hasta el baño Isidoro. Este ya había notado que los grifos de la bañera estaban abiertos. Entro al baño, no sin resquemor. Patricia le indicó que se despojara de las ropas y se sumergiera en la bañera, y que de allí en mas, no tuviera pudor, ya que ellas eran como enfermeras en ese momento.

Isidoro cumplió y se vio sumergido en un agua no completamente normal,  sino que tenía olor a agua termal,  aunque no su tacto. Ademas un olor algo acre. Permaneció unos quince minutos allí sumergido, y en algún momento, Patricia entra con dos paquetes y va hacia la bañera.

-Tranquilo,  esto sigue, y le va a hacer bien-

Acto seguido vuelca en el agua el contenido de los paquetes que traía, y enciende unos tres minutos el motor del yacuzzi. Esto hace que se forme una espuma de color completamente desagradable, mezcla de fucsia, negro y rojo.

-Tranquilo, esto sigue, y le va a hacer bien. Van a ser unas horas.

Y lo dejo solo por un tiempo infinitamente largo.

No era así. El agua se había aquietado, u salvo el pequeño olor del liquido, y su color desagradable, la sensación era de placidez.

Así que el tiempo que calculaba eterno, no fue mas que una hora y media cuando Margarita entró, hermosa ella, le ofreció un mate que Isidoro aceptó.

-No te traigo bollitos porque con el agua se van a arruinar. Pero algún otro mate te alcanzare.

-Tardará mucho esto?

-Y hará dos horas que estas metido, así que faltaran 3 horas mas o menos.

-Y me hará bien esto?

-En la semana lo sabrás

Tomaron algunos mates mas, y luego Patricia se fue. Isidoro se dedico a mirar el techo, las luces, los artefactos, la bañera, y otra vez el techo. En algún momento se aletargó.

Lo saco la voz de Margarita ordenandole suavemente.

- Date una ducha para sacarte todo eso, después toma esta salida de baño y te vas a vestir a la otra pieza.

-Eh, y quien limpia y seca. ?  Ya esta pensado.-le contestaron.

Se dirigió a la mesa donde estaba instalada Patricia. Margarita puso una botella de aperitivo, tres vasos, hielo, y trozos de queso y salame. Ademas unos palillos.

-No pongamos mucho, que después la comida hace mal.

Deglutieron el aperitivo, y pasaron al almuerzo. Un asado con papas. Postre, café, charla, la misma rutina. Y un hasta el sábado que sonó a música en los oídos de Isidoro.
 
El segundo sábado se repitió, salvo detalles, todos los pasos del tratamiento. Como comentario, Isidoro aseguró que  se sentía algo  mas ágil.

El tercer sábado, hubo una alternativa extra-tratamiento: a eso de las seis de la tarde, empezó a llover horrorosamente. Isidoro se quiso ir, pero se lo impidieron, armándole un sofá en la primera pieza, que ya quedo de esa forma.

El cuarto sábado, ya se hizo sábado y domingo para Isidoro. Se quedo a dormir en el sofá, a pedido de las mujeres.

-Isidoro, pregunto esa noche  Patricia-  se te esta haciendo bien el tratamiento?  Si, patricia, cada día me siento mas fuerte.

-Es bueno que así sea- dijo con una sonrisa

Paso el quinto día  sin mayores cambios, y, por fin vino el sexto.

Isidoro, como siempre llego, saludo y se fue a su ablución. Cuando abrió la puerta, algo devino diferente. En lugar del acre olor a agua termal, un aroma floral inundaba el ambiente. Después vino como siempre Patricia, con dos paquetes,  los desparramó, puso en funcionamiento el jacuzzi por dos minutos, y en lugar del repelente color, un  rosa suave se puso a acariciarlo.

-Así va a estar bien, Isidoro. Relajese.

-Isidoro no entendía nada pero hizo caso. Apoyo la cabeza en el escalón, y cerró los ojos.

No supo bien que tiempo estuvo así, mucho o poco. Lo que si que en algún momento, sintió unos pasos descalzos acercarse, y algo que se metía en el agua.

Isidoro abrió los ojos. Una vez que se le escurrió el agua vio la figura de Patricia, en toda su plenitud y desnudez, parada delante de el. Le puso una mano en la boca para que no hablara, puso un pié a cada lado del cuerpo de Isidoro, se arrodilló, se apreto, le acaricio y le dio un beso, y en unos momentos mas el ruido y el movimiento del agua eran indices que Patricia e Isidoro estaban entregándose uno al otro.

Después que el agua se aquietó, patricia permaneció allí, muda, mirándolo. Y tan silenciosamente como había venido, se retiró, no sin antes bajar los parpados de Isidoro, como si le indicara que durmiera.

Isidoro obedeció la muda orden y se quedo quieto un rato largo, rememorando lo que había pasado.

Algo lo saco de su meditación Sintió otra vez los pasitos descalzos, y abrió los ojos pensando ver a Patricia. Pero no. Era Margarita, que repitió el rito que había hecho patricia hace un rato,y las aguas fueron otra vez testigos  de la entrega.

Allí se quedo Isidoro, mientras margarita destapaba la bañera. Todo era quietud, como si nada hubiera ocurrido y nada estuviera ocurriendo.

Por la puerta del baño apareció entonces Patricia con una bandeja y tres copas, que apoyó en el borde de la bañera.

-Bueno-dijo- Esta bañera no es un templo, a lo sumo testigo, pero hará las veces de el, Alcanzo una copa a cada uno, y le pregunto dimo a Isidoro.

Tendría que hacerlo mas largo, pero obviemoslo. Isidoro, quieres por esposas a Patricia y a mi por los siglos de los siglos?

El preguntado había llegado al colmo de su asombro. Pero no de sus deseos. - Si quiero. contesto

Y nosotras, tu margarita y yo, patricia, queremos por esposo a Isidoro por los siglos de los siglos?

Si queremos, contestaron a unísono.

Entonces que así sea, y brindemos por ello.

Apuraron las copas que había traído Margarita, y salieron de baño embriagandose con abrazos, caricias y besos.

Esa noche Isidoro, como siempre a la hora de dormir se dirigía a su sofá. -No.... hoy es nuestra luna de miel, y tu lugar esta aquí, señalando el espacio entre las dos. Mañana veremos que hacemos.

Sin discutir, se acomodo entre las dos sintiendo la tibieza de su piel. Ellas estaban pegadas a el, con la cabeza en el hombro. Insinuaron unas caricias mutuas,  pero las emociones del día habían sido muchas, y quedaron dormidos con la expresión feliz, a los pocos minutos.

Al otro día empezó el futuro, con muchos, muchos interrogantes.

La convivencia, en el horizonte parecía que iba a ser complicada.

Pero desde el primer día fue un paraíso de amor. Sin ponerse de acuerdo explícitamente, concordaron que había que luchar a muerte contra la rutina.

Y así lo hicieron. Todos barrían, todos cocinaban, y mientras ellas iban a su negocio de tarot (quizás un día si y otro no), que tenían mas al centro,  El limpiaba un pedazo de jardín un día (bastante descuidado por cierto) otro arreglaba algo del coche,y otro hacia una reforma. Cuando estaban juntos, comentaban lo pasado, y  no todo los días, y proyectaban algún viaje a fin de semana, que o era en el automóvil, o a pie, siempre siguiendo caminos diferentes.

Salvo bañarse, nada estaba previsto en un fixture de la vida del original matrimonio.

Algunas noches iban a cenar al viejo restaurante, y otros al bar de la terminal a tomar unas cervezas.

Cuando el viaje planeado era de fin de semana y a mas de 250 km, no iban en el coche sino que tomaban un colectivo de linea. Ante la mirada inquisidora del conserje se instalaban en un solo cuarto del hotel (que pedían que fuera grande)  y allí, previa salida,  se divertían un poco bañándose juntos. Algunas veces, por razones obvias, la partida se demoraba un poco.

Eventualmente, no salían los tres juntos, sino uno o dos de la pareja

A la semana escasa de estar los tres juntos, Isidoro partió a Buenos Aires a buscar equipaje. Busco también algún conocido de suficiente confianza para que le cuidara (y eventualmente viviera)  el depto.

Cuando regresó, y acomodaban la ropa y otros enseres, los tres se dieron cuenta que ya no podía volver atrás. Ya se adoraban.

Al fondo de la casa había un terreno completamente abandonado. El rejuvenecido Isidoro, sin saber mucho de ladrillos, se puso a reformarla. El resultado fue una pequeña pileta de natación con dos caminos de acceso.

Entre los dos y tres años de convivencia feliz, una familia del exterior supo del depto de Isidoro. Como quería establecerse rápidamente, cotizo también el moblaje, por lo que el precio fue mas que interesante.

Isidoro llevo una parte del precio para mejorar la casa,  y la otra la invirtió en diversa inversiones.

Así pasaron nueve años, unidos como el primer día,  amorosos como el primer día, y también ardientes.

Un día, se recibe una carta de Chile, donde anuncian que uno de los parientes de Patricia estaba mal. Discutieron quienes iban, y al final triunfó la tesitura que vayan las mujeres.  Isidoro no tenía ganas de viajar.

El día de la partida, él  las llevó  hasta Ezeiza para tomar el avión.  Salvo un retraso de unos quince minutos, no hubo inconveniente alguno. Se despidieron en la escalinata, y él volvió a su coche para regresar a su ciudad. Volvía despacio, triste, no sabia cuanto duraría la ausencia, y por experiencias anteriores, sabia que le era duro.

Volvió a su casa cansado, y tanto lo estaba que no bajo de entrada  sino que se puso a cavilar y casi se adormeció.

Una voz le dijo:

Parece que viene cansado señor. Ya bajamos las valijas, y Vd se adormeció. Quiere bajar un rato para despejarse?

Eh?

No entendía nada. La que le dirigía a ella era Margarita. Y al lado estaba Patricia.

Todavía borracho por lo incomprensible, accedió a entrar. Le hicieron el honor a una picada, y luego una de las mujeres le sugirió. Porque no se refresca un poco?. Pase al baño, es por esa puerta.

Se dirigió a ella, y al tocar el picaporte ya sabía lo que encontraría.

Y así fue:  allí se encontró con lo que ya se imaginaba.Lejos del estilo rural del resto de la casa, (impecable por otro lado) el baño estaba construido con las últimas técnicas para ese cuarto.

Paredes y pisos de cerámica, espejo de tres cuerpos, sanitarios de primera calidad y de colores, apliques de bronce donde fuera necesario. Y sobre todo, una bañera-yacuzzi recubierta asimismo de cerámica, de un tamaño dos por dos  por lo menos, con todos sus aditamentos.

Salió como tambaleando. Y se dio cuenta que estaba perdido. MARAVILLOSAMENTE PERDIDO.

publicado por contbernardo a las 21:36 · 1 Comentario  ·  Recomendar
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Comentarios (1) ·  Enviar comentario
Esta lectura me mantubo inerezada de principio a fin
Me gusto.
publicado por cony, el 16.06.2010 00:38
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